[Prueba] Una Ficha cualquiera.

No es una persona que se pueda tomar a la ligera, sino que se debe ir con cuidado al tratar con el. Es serio en todo momento, y pocas veces podrías verle sonreír, aunque su sonrisa, para el, signifique una mueca en su rostro de ironía o sarcasmo, curvando apenas sus labios. Se rige por sus propias normas y códigos morales. No teme jugar con las personas mientras sea el quien manipule al resto, disfrutando así del dolor ajeno que pudiera causar. No tiene sentido del humor y si lo ves reír, solo será por algo que el entienda y de seguro no significaría nada bueno (al menos para tí). Es inteligente, y sabe aprovecharse de esa cualidad en busca de nuevos contactos que le consigan seguir en el negocio que ha llevado toda su vida.
Es egocéntrico, sabiendo que las cosas saldrán siempre como él espera, Y caprichoso al conseguir siempre lo que quiere sin importar el método. "El fin justifica los medios". Aun cuando quiere algo, intenta de que el resto no se de cuenta de sus verdaderas intenciones, y lo consigue al ser un gran mentiroso y al saber fingir bien humildad ante las personas correctas, igual que la soberbia y el respeto, aunque todo sea una mascara del juego que estuviera jugando.
Tiene tres prioridades básicas por las que se regirá en todo momento. La primera: sexo. Cualquier contacto social que entable con otra persona será porque tiene cierto interés en llevarse a esa persona a la cama. Si tiene una discusión lo arreglará sin ropa en la medida de lo posible y no dudará en ofrecer su cuerpo como pago a cualquier favor que necesite de alguien más poderoso. Segunda prioridad básica: drogas. Cualquier persona capaz de hacerle olvidarse de su propia existencia se convertirá automáticamente en su mejor amigo y confidente, por el cual usaría la primera prioridad hasta con los ojos cerrados. Y tercera prioridad: conveniencia. No importa el motivo o la forma en que le pueda ayudar en el futuro, cualquier relacion interpersonal de Tobías pasa por una de esas tres prioridades. Si no es así debe ser porque está drogado.

Su propia existencia ha sido para él su peor pesadilla, partiendo por ser el hijo mayor de la familia Robinson, conocida por el apellido que conforma el nombre de la empresa multinacional de desarrollo y producción masiva de armas de fuego, 'Robinson Firearms & Co', no era querido ni por su padre ni por su madre, puesto que había nacido producto de un esquematizado movimiento estratégico de su padre, y su progenitora había sido una de las más desconocidas prostitutas de la ciudad. Solo tuvo el apellido que lleva ahora a causa del temor al qué dirán de la familia en la alta sociedad. Fingiendo ser parte de una armada familia feliz, siempre soñó con el día en que aquello llegara a mal fin para todos, incluído él mismo. Siempre señalado como "el hijo de la ramera", no recibía de sus padres más que un trato gélido. De sus hermanos menores recibía siempre abrazos y muestras de afecto, pero su propio rencor le hacían ver sus cariños como burlas. Llegó a la corta edad de los diez años odiando a su familia, culpándoles de todo lo malo que le sucedía. A pesar de que se esforzaba en sus estudios, destacando en todos los ámbitos, a pesar de que día a día trataba de ser mejor hijo, el trato no cambiaba. Su prodigiosa mente no servía de nada, seguía siendo él. Nada cambiaría su ascendencia.
Desde que tenía aproximadamente once años, o eso recuerda él, era objeto de abusos físicos y sicológicos. Se convirtió en el juguete, en la marioneta sexual del retorcido de su padre y no tenía derecho a quejarse o pedir un trato mejor pues su propia existencia no tenía otro propósito que servir a todas las exigencias de la enferma mente del patriarca de la familia. Fue el mismo quien le marcó por primera vez, firmando con su nombre en la piel del menor con su nombre, Thomas.
Fue a los trece años que se desató una serie de eventos que le llevaron a su actual destino. Gracias a una actividad extraprogramática de la escuela a la que asistía, descubrió el talento que poseía para la música y el escepcional tono de voz que podía alcanzar sin tener siquiera que profesionalizarse. Por petición expresa suya no se le comunicó a su padre aquel suceso, y no se guarda registro alguno de que haya tomado una clase de guitarra. Sin embargo siguió ese camino. Escondiendo su rostro detrás de un antifaz, con ropas nada acordes a las que solía llevar, se asentó en un parque y comenzó a tocar la guitarra a cambo de dinero. Aunque dinero era lo que menos le faltaba, la sola idea de contarle a su padre lo que hacía le volvía inmediato merecedor de un terrible castigo, y no quería precisamente eso para él. Por lo que cuando tuvo el dinero suficiente se hizo acreedor de una guitarra nueva, el mismo día en que recibió una invitación a participar en una banda.
Así fue como debutó frente a unas cincuenta personas, la mayoría de ellas en estado de ebriedad, vestido de tal manera en que no reconocieran su rostro a la distancia protagonizando un solo de guitarra que arrancó gritos. Antes de que le arrancaran los gritos a él. Aunque de haber sabido donde se estaba metiendo hubiera seguido de todas maneras, tarde se dio cuenta el tipo de banda a la que se había unido. Death metal, gritos, golpes, sangre... Su meta era seguir tocando la guitarra a pesar de los jalones de cabello, y bastante bien que lo lograba. Con la vida de maltratos que había recibido de parte de su padre, era capaz de aguantar lo que se le viniera encima. Y aún cuando aquello se veía desde fuera como algo enfermo y fuera de lo que cualquiera quisiera para sí mismo, Tobías sentia aquel maltrato como una manera retorcida de limpiarse, de quitarse todo aquello a lo que, fuera de la banda, estaba sometido. Aquello le volvió la sensación de ese pub de aspecto mugriento por una temporada que se alargó hasta los dieciseis años.
Era inevitable que su padre no se diera cuenta de que algo estaba sucediendo. Y solo tuvo que mandar a seguir a su hijo para descubrir a donde se iba tres tardes a la semana después de la escuela. De esos días Tobías recuerda muy poco, pero una imagen quedó y quedará grabada en su retina durante los años venideros; guitarra al hombro se dirigía a la sala de ensayo, donde Bruce, el vocalista, de seguro le estaría esperando con una buena botella de whisky, cuando la figura de su padre le hizo detener sus pasos. Frente al edificio al que estuvo a punto de entrar la camioneta que se estacionaba con los miembros del grupo sufrió un repentino final. La tremenda explosión la hizo levantarse del suelo unos metros y volver a caer, y los ojos amarillos de Tobías descubrieron por primera vez el alcance que podrían llevar sus desobediencias. Esa fue la última vez que tocó una guitarra. su padre la mandó a destruir antes de encerrarse con su hijo para darle un "castigo ejemplar". Con un delicado bisturí dibujó sobre el lienzo de la espalda de Tobías una serie de efectos legales que en conjunto formaban un contrato de traspaso de bienes; cualquier cosa que pudiese adquirir su hijo pasaría inmediatamente a manos de su padre. Terminó firmándolo mientras empezaba a canturrearle al oído la verdad de su existencia. Antes de su nacimiento, Thomas Robinson había hecho un trato con un vampiro para que su empresa y sus bienes materiales siempre fueran en aumento, para que el imperio empresarial que estaba construyendo fuera heredado por su segundo hijo. Porque su primogénito, Tobías, antes de nacer, ya había sido dado en parte de pago al vampiro. Más que nada su corazón. Con la única exigencia de que éste debía estar corrompido por las manos de su propio padre. Por esa razón él no nació de la esposa de su padre. Por esa razón, desde tan joven, era abusado por él, era maltratado y dañado de tal manera. Porque había nacido para morir. Pero parecía que aquel no era el momento, aún cuando su padre se hubo cansado de tanta desobediencia de su padre. Por lo que, sin importarle mucho, reunió una lista de Institutos fuera de Estados Unidos y eligió uno al azar. Al otro día ya estaba con las maletas hechas, vendas por todo el torso, una expresión de trauma en su cara y la promesa de que cuando se comportara como el chico que debía ser volvería a los brazos de su padre. El avión a Londres le llevó a una nueva vida, sin gente conocida y sin ánimos de conocer a nadie, con la reciente pérdida marcada a fuego en la mirada, y sin ninguna idea de cuál había sido el lugar al que su padre le había enviado. Su cara fue realmente extraña cuando se dio cuenta realmente de a dónde había ido a parar...